Wednesday, July 17, 2013

!El pensamiento tiene un poder grandioso!.

Puede curar enfermedades. Puede transformar totalmente a las personas. Con él puedes hacer cualquier cosa que te imagines. El pensamiento es una fuerza, como la gravedad, que puede viajar y moverse. Tus pensamientos son como mensajes que se difunden y que son recibidos por otras personas. Todo impulso positivo en sus mentes, todo buen pensamiento que llega, es transmitido también a las partes más sutiles de su cuerpo físico: los órganos, las células, las moléculas y átomos que forman el cuerpo, en comunión perfecta con la mente. El envío de pensamientos positivos de tal forma,  puedes ayudar a curar enfermedades y muchas otras cosas, al utilizar positivamente la fuerza más poderosa del universo.
No tienes porqué pertenecer a ninguna religión o ideología concreta. Sólo necesitas tus mejores pensamientos. Todo lo que haces es aplicar leyes naturales que funcionan en el universo, como que “lo similar atrae lo similar”. Las personas que dirigen hacia otras sus buenos pensamientos atraen también pensamientos positivos de otras personas. Si emites un pensamiento positivo hacia una persona, como “la oración”,  el pensamiento viajará desde tu mente, directa e instantáneamente, hacia esa persona, dando lugar a un buen pensamiento que regresará hacia ti como un boomerang, ayudando a “curar y aliviar problemas y enfermedades allá donde se necesite”.
Todo lo que está hecho por el hombre empezó primero con un pensamiento o una idea que vino a la mente, sea de una casa nueva, un descubrimiento científico o incluso una guerra. Primero hay un pensamiento, después se hacen los planes y finalmente ese pensamiento se exterioriza en la forma de palabras o acciones.
Los cuatro tipos de pensamientos son:
1. Pensamientos necesarios son aquellos que se refieren a nuestra rutina diaria como “qué comemos, qué tengo que hacer hoy, cuándo tengo que pagar el alquiler, etc.” Pensamientos que tratan con la vida diaria.

2. Pensamientos inútiles son los que no tienen utilidad ni constructiva ni particularmente negativa. Se refieren a cosas del pasado, como “si esto no me hubiera ocurrido, por qué me dijo eso, si sólo hubiera hecho esto o lo otro, etc.” Demasiados pensamientos sobre algo que ya no podemos cambiar. Los pensamientos inútiles tratan también sobre el futuro, como: “¿qué va a ocurrir si…¿cómo va a ocurrir…¿qué haré si? etc.” Muchos de nuestros pensamientos entran bajo esta categoría de pensamientos inútiles (y la ciencia dice que diariamente creamos entre 30,000 y 50,000 pensamientos) y aunque no son negativos, aún así nos vacían de nuestra fuerza interior y nos hacen sentir cansados. Nuestra habilidad de concentración también se debilita mediante los pensamientos inútiles; y por eso si tenemos muchos de tales pensamientos utilizaremos mucha más energía y tiempo para llevar a cabo una tarea.

3. Los pensamientos negativos son los más dañinos, especialmente hacia nosotros mismos. Aparte del impacto que puedan causar en los demás, estos pensamientos causan una gran pérdida de nuestra paz y fuerza interior. Los pensamientos negativos están basados en la ira, avaricia, expectativas insatisfechas, desacuerdos, celos, etc. Si nuestros pensamientos están basados en estas debilidades es como si estuviéramos envenenando nuestra propia mente y también la atmósfera de nuestro alrededor.
 No importa cuánta razón tengamos, pensando con negatividad siempre seremos los perdedores ya que los pensamientos negativos nos arrebatan nuestro autor respeto y también los demás pierden el respeto hacia nosotros.
4. Los pensamientos positivos son los únicos que nos permiten acumular fuerza interior y nos capacitan a ser constructivos. Los pensamientos positivos son los que siempre dan beneficio en todas las situaciones sin atraparnos en la apariencia externa de una situación. Pensar positivamente no significa que ignoremos la realidad a nuestro alrededor y pretender vivir en lo irreal o pretender ser otro. Por ejemplo: cuando pasamos por la calle y hay mucha basura por todas partes, el decir que no lo veo, que no huelo nada, es irreal, o cuando estamos enfermos y nos repetimos una y otra vez: estoy sano, estoy sano, esto no es lo que queremos decir con pensamiento positivo. Pensar positivamente significa ver los problemas y reconocer su realidad, pero al mismo tiempo ser capaces de encontrar soluciones a ese problema. A menudo, esto requiere tolerancia, paciencia y sentido común.
Es fácil ser pesimista, así como ser optimista, pero necesitamos ser muy cuidadosos y maduros si queremos ser realistas. Una persona que piensa positivamente será consciente de las debilidades de los demás a su alrededor pero aún así dirigirá su atención hacia las buenas tendencias de los demás. Los pensamientos positivos nos dan el sentimiento de contentamiento interior y gracias a esto nuestras expectativas hacia los demás disminuyen cada vez más. Esto no significa que no nos importen, sino que dejamos de pedirles amor, respeto, reconocimiento, etc. y hacemos que la relación sea más ligera. Este es el mejor método para crear relaciones duraderas y armoniosas. También cuando estamos contentos interiormente tenemos la fortaleza para aceptar a los demás tal como son sin querer cambiarles como nosotros pensamos que sería correcto. Junto a esto somos capaces de darnos tal como somos, con nuestros talentos positivos y nuestras limitaciones sin pretender otra cosa.

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